A mediados de año la editorial porteña Loco Rabia lanzó el segundo tomo de su colección “Esenciales”, destinada a rescatar y poner en circulación grandes clásicos de la historieta argentina. Tras la buena acogida de “Acero Líquido”, de Eduardo Mazzitelli y Enrique Alcatena; le llegó el turno al policial victoriano, “Inspector Bull”.
La historieta lo tiene a Carlos Albiac como guionista y a Horacio Lalia como dibujante, sin dudas dos artistas fundamentales para el mercado local; y si bien vio la luz en diversas publicaciones de nuestro país en los inicios de la década del ´90, se lanzó inicialmente en Europa (destino de muchos artistas en los distintos momentos difíciles de la industria).
Tras un arduo trabajo de rescate y restauración, la editorial agrupó la totalidad de los capítulos aparecidos en un único volumen que es el que finalmente llegó al público.
“Inspector Bull” como género se enmarca dentro del policial y la ficción detectivesca, teniendo como referencia principal a la figura de Sherlock Holmes de Conan Doyle.
El punto de partida para ambos es el mismo: la irrupción del crimen en la sociedad y con él la ruptura del orden existente. Bull como detective de la policía inglesa será el encargado de recomponerlo resolviendo desde casos violentos y brutales hasta algunos con tintes sobrenaturales.
Tras un arduo trabajo de rescate y restauración, la editorial agrupó la totalidad de los capítulos aparecidos en un único volumen que es el que finalmente llegó al público.Foto: Gentileza.
La sinopsis presenta al trabajo de la siguiente manera: “Pocas veces la Londres victoriana se vio más oscura y terrible. Crímenes espantosos, fantasmas, maldiciones, asesinatos. Las calles perpetuamente sepultadas en niebla. Pero un hombre se enfrenta a toda esa maldad y oscuridad. Un detective con la capacidad de combinar sagaz ingenio con audacia y dos sólidos puños. El Inspector Bull”.
Una obra realizada hace más de treinta años - que goza al día de hoy del título de clásico de la historieta argentina y universal -, destinada principalmente a los amantes del policial. Puede adquirirse en la página web de la editorial (https://www.locorabia.com.ar) así como en comiquerías y librerías especializadas.
Para más información pueden contactarse a [email protected]
Tras un arduo trabajo de rescate y restauración, la editorial agrupó la totalidad de los capítulos aparecidos en un único volumen que es el que finalmente llegó al público.Foto: Gentileza.
La obra
“Inspector Bull” reúne en un único tomo los trece episodios publicados y pensados originalmente para el mercado europeo aparecidos entre los años 1989 y 1990. Se presenta completamente en blanco y negro adoptando el clásico formato de 24 por 17 cm y goza de una extensión de 192 páginas. Se trata de la segunda edición que la casa editorial Loco Rabia publica de la obra, esta vez enmarcada dentro de la colección “Esenciales”. La misma tiene como propósito reunir los trabajos que forman parte del ADN de la editorial: “libros que sentimos pilares para nuestra existencia, títulos que creemos firmemente que todo lector de historietas disfrutará. Ahora o dentro de mil años”.
No existen demasiadas diferencias respecto de aquella primera edición, salvo por el tamaño de las páginas (un ápice más grande) y la inclusión de un prólogo a cargo del periodista Andrés Accorsi publicado oportunamente en su blog. El agregado enriquece la edición y resuelve quizás lo único objetable de esa primera tirada.
Accorsi repasa el recorrido del personaje en distintas publicaciones de nuestro país y describe, además, la forma en la que Albiac (fallecido en 2012) diagramaba narrativamente cada uno de los capítulos.
Como agregado, Loco Rabia ha dispuesto para esta edición una nueva portada de color rojo, con el fin de circunscribirla a su reciente colección.
El protagonista de la historia es Bull, un inspector que en la Londres victoriana de principios del siglo XX (retratada un sinfín de veces en distintas ramas) debe resolver casos de los más diversos, en su mayoría, horrendos asesinatos y misterios. Para ello contará con la ayuda de su fiel compañero, el Sargento Donovan, uno de los pocos que entiende su forma de pensar y quizás el único personaje de peso más allá del protagonista.
Albiac ("El Dorado, relatos del Nuevo mundo"; "Aquí la muerte") como guionista presenta episodios autoconclusivos que no superan las catorce páginas de extensión. Sus tramas son variadas, y si bien algunas funcionan mejor que otras, todas tienen giros y resoluciones inteligentes. La mecánica es siempre la misma, Bull de forma ingeniosa halla las pistas necesarias para resolver cada uno de los crímenes.
Es preciso mencionar que en pos de abrir y cerrar cada uno de los episodios, el desarrollo y evolución de los personajes es prácticamente nulo. Poco sabemos de la personalidad de Bull más allá de su gusto por el tabaco importado y el boxeo. El guionista apenas ofrece un puñado de referencias a su vida privada como, por ejemplo, las visitas a su amante con la que cierra varias historias. Entendemos que el espacio es reducido, pero no conocerlo un poco más en profundidad es una verdadera lástima.
Con el fin de diferenciar a Bull de otros clásicos detectives, Albiac vuelve al personaje menos exquisito y refinado y mucho más físico. Si bien la actividad del detective es rigurosamente intelectual, Bull no duda en hacer el trabajo sucio y utiliza sus puños en más de una ocasión.
Horacio Lalia es el dibujante encargado de plasmar todo este mundo, lo hace de manera sobria, prestando especial atención a los detalles y el trabajo de los fondos.
El artista es funcional a la Londres retratada, en sus trazos y composición de páginas se respira el frio de la ciudad. Hay siluetas perdidas en la bruma, callejones, alcantarillas y oficinas ilustradas con un nivel de detalle extremo que permite al lector formar parte de la época. Sus viñetas gozan de vida, volcando en ellas, un estilo gótico, reconocible para cualquiera que haya disfrutado de sus trabajos previos. El dibujante recordado por obras como “Nekrodamus” (co-creada junto a Héctor Germán Oesterheld) es un especialista del género horror, y este policial le sienta como anillo al dedo.
“Inspector Bull”, es un policial que si bien no revoluciona el género es muy entretenido de leer. Cuenta con una narrativa atrayente y un nivel gráfico superlativo, características más que suficientes para justificar su mote como clásico. Si bien el paso del tiempo no lo ha afectado, es cierto que su lectura de un tirón puede resultar algo monótona, característica que encuentra justificación en que son historias pensadas para disfrutarse espaciadamente en las distintas publicaciones de esos años.
En cuanto a la edición, es preciso celebrar el atrevimiento de Loco rabia y de otras editoriales de facilitar a los lectores trabajos que, más allá de su potencial, son piedras fundacionales de la historieta argentina.