Las obras en el puente Molino Blanco, ubicado sobre el arroyo Saladillo en la zona sur de Rosario, avanzan a buen ritmo y permitirán en poco tiempo eliminar el riesgo de derrumbe que amenazaba a esta estructura clave para la conectividad con Villa Gobernador Gálvez y el sur provincial.
El retroceso de la cascada del Saladillo venía siendo motivo de preocupación desde hace años. En las últimas dos décadas, el avance de la erosión fue constante y llegó a acercarse peligrosamente al puente, dejando expuesta su estabilidad estructural. Hoy, gracias a los trabajos en marcha, ese riesgo comienza a quedar atrás.
Las tareas se enfocaron en reforzar la base del puente con pilotes de gran profundidad que lo sostendrán incluso si el cauce del arroyo continúa retrocediendo. Esta primera etapa contempla intervenciones fundamentales que apuntan a garantizar la seguridad de la infraestructura vial.
La ejecución de la obra fue retomada por el gobierno provincial tras quedar paralizada durante un largo período. La inversión supera los 1.500 millones de pesos, e incluye también fondos destinados a saldar deudas previas con la empresa adjudicataria. Los trabajos actuales permitirán completar la fase inicial en el plazo de un mes.
Una vez finalizada esta etapa, comenzará la construcción de una pantalla de hormigón armado de 33 metros de profundidad, diseñada para frenar el retroceso de la cascada. Esta estructura funcionará como un muro de contención enterrado que evitará nuevos desplazamientos del curso de agua y brindará estabilidad a largo plazo.
La zona sur de Rosario venía reclamando desde hace tiempo obras que no solo mejoren la infraestructura vial, sino que también aporten soluciones ambientales a problemas históricos. Esta intervención se presenta como una respuesta concreta a esas demandas y abre la puerta a futuros desarrollos urbanísticos.
En base a los datos oficiales a los que accedió Mirador Provincial, la segunda etapa del proyecto ya cuenta con presupuesto estimado y diseño aprobado. Se trata de una obra de mayor envergadura que incluye, además de la pantalla, la protección de márgenes y el reacondicionamiento del cauce en un sector amplio del Saladillo.
El puente Molino Blanco es una vía estratégica para el tránsito liviano y pesado que conecta el sur de Rosario con sectores industriales y barrios del otro lado del arroyo. Su reparación y consolidación son fundamentales no solo por cuestiones técnicas, sino también por el impacto social y económico que representa.
Las imágenes del retroceso de la cascada en años anteriores reflejaban un panorama desolador. En 2017, por ejemplo, se produjo un avance abrupto de casi 300 metros en cuestión de semanas. Desde entonces, la amenaza fue constante y generó preocupación en autoridades, vecinos y técnicos especializados.
El nuevo escenario permite proyectar un cierre positivo para este proceso. Las obras no sólo traerán tranquilidad en términos de seguridad vial, sino que también permitirán pensar en la recuperación ambiental del entorno, en combinación con otros proyectos como la puesta en valor del Parque Regional Sur.
Si los plazos se cumplen según lo previsto, hacia fin de año la zona tendrá no solo un puente reforzado, sino también un cauce más estable y un entorno natural protegido. Una intervención que conjuga planificación, inversión pública y respuesta a una demanda concreta de la comunidad.