Foto:Gentileza.
Lucía Dozo
Antonio Berni (1905-1981) y Lucio Fontana (1899-1968), dos destacados artistas de la ciudad y piezas fundamentales de la escena pictórica nacional, se posicionaron este mes en lo más alto del mercado internacional del arte. Berni consiguió el precio más elevado para su serie Juanito Laguna en la casa de subastas Sotheby’s de la ciudad de Nueva York donde se pagaron 441 mil dólares por Juanito Dormido, su obra de 1974.
En tanto, su par Christie’s vendió un Concetto Spaziale (1965), de Fontana, por 3,87 millones de dólares. El cuadro Juanito dormido es un collage que incorpora distintos elementos (óleo, papel maché, telas de ropa, latas destrozadas y chatarra, piezas de plástico, madera y clavos) para construir una narrativa propia y desarrollar mayor expresividad. La obra es parte de su serie sobre Juanito Laguna; este primer personaje berniano fue desarrollado a fines de los años ’50 del siglo pasado, en un complejo contexto nacional e internacional que empujó al artista a la composición de nuevas imágenes. Berni concibe a Juanito como el hijo de un trabajador obrero, peón de la industria metalúrgica, que vive en el barrio ubicado en el bañado de Flores en Buenos Aires y que pasa el tiempo jugando libremente en la calle. En palabras del autor: “En Juanito se muestra el arquetipo del gran Buenos Aires, podría serlo de todos los changos o niños de Latinoamérica. Es un chico pobre, pero no un pobre chico, no es un vencido por las circunstancias, sino un ser lleno de vida y esperanzas y que supera su miseria circunstancial porque intuye vivir en un mundo cargado de porvenir”.
Poco tiempo después apareció, también, el personaje de Ramona Montiel. Ambos fueron representantes icónicos de los marginados por la sociedad. La historia de estos dos seres logró que Berni alcanzase aún más trascendencia en el campo del arte. Berni perteneció a la generación de artistas argentinos que se formaron con André Lothe en París en los años ’30, y entre 1928 y 1932 realizó obras ligadas al surrealismo. En sus obras posteriores se volcó hacia un realismo crítico y a partir de 1958 incorporó el collage y el ensamblado. “Mi obra es una expresión de la realidad, una especie de periodismo visual que subraya una curiosidad sensible. No sé qué dirección tomará mi trabajo. Cuando la realidad cambia, yo también cambio. Mi obra cambia junto con mis circunstancias” fueron las palabras de Berni que citó la casa de subastas. Unos días antes de su muerte, en 1981, dijo en una entrevista: “El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura, es una forma de amor, de transmitir los años en arte”.
Fontana: el artista ítalo-argentino
Lucio Fontana nació en Rosario en 1899, y si bien trabajó en Argentina, la mayor parte de su obra la desarrolló en Italia, que terminó siendo su patria adoptiva. “Nací en Rosario, Santa Fe, en el Paraná. Mi padre era un gran escultor y era mi deseo ser como él. Me habría gustado también ser buen pintor, como mi abuelo, pero me di cuenta de que estas vertientes específicas del arte no eran para mí, sino que me sentía un artista espacial”, contaba el artista.
Su obra se destaca por sus tajos, aquellos que comenzó a hendir en las telas en 1958 (como un modo de traspasar el lienzo, de violentarlo, de acabar con la ilusión de la representación), los que le abrieron su lugar en el arte contemporáneo. Años antes, en 1947, había desarrollado el Movimiento Espacialista. “Lo recordamos como aquel que, a la búsqueda de una tercera dimensión, tajeando la tela con agujeros y cortes, superó la distinción tradicional entre pintura y escultura” estableció uno de los más importantes historiadores del arte de Italia, el crítico Enrico Crispolti. Fontana, que en el inicio fue escultor, probó diversas formas de abrir, literalmente, el espacio material de la pintura. En palabras del creador: “Como pintor, mientras trabajo en uno de mis lienzos perforados, no quiero hacer una pintura. Lo que yo quiero es abrir el espacio, crear una nueva dimensión para el arte, encajarlo en el cosmos, cuando éste se expande infinitamente más allá del plano confinante del cuadro”.
Si bien su trabajo se enriquece al entrar en contacto con la escena informalista y existencialista imperante en la Italia y la Francia de la posguerra, también se nutre de las escenas de la vanguardia argentina, con las que el artista entró en contacto en sus dos estadías en el país. “El lienzo pintado y el yeso vertical ya no tienen una razón para existir, hay que hacer una nueva forma de arte basada en la unidad de tiempo y espacio -decía Fontana mientras transformaba al lienzo en un nuevo concepto espacial-. No quiero hacer una pintura, quiero abrir espacio”.
La apoteosis de Ramona
Días después de que la obra Juanito dormido, de Antonio Berni, marcara un récord de 441.000 dólares en subasta, una pieza titulada La apoteosis de Ramona firmada y fechada por el autor en 1966, se ofreció en Nueva York como parte de una venta privada de Christie’s. Esta pieza del famoso personaje, Ramona Montiel -una muchachita de provincia que es corrompida por la gran ciudad, en palabras de su autor rosarino-, es un assemblage, es decir, una obra con elementos de ensamblaje, papel maché, tela y papel de pared en una caja de madera pintada, de casi un metro y medio por dos, donde se ve a Ramona recostada en una suerte de chaise longue.
“A través de Ramona, el artista sondea diferentes aspectos de las presiones sociales e históricas que recaen sobre la mujer, así como la influencia de la televisión y los anuncios publicitarios en la configuración de la sensibilidad social femenina y del deseo consumista. El artista la representa acompañada de su poderoso círculo de influyentes amigos de todos los sectores de la sociedad: un general, un marinero, un criminal, un embajador y un obispo, entre otros, como una estrella del circuito del café concert y en sus viajes a España”, explican desde el Museo Malba.
La obra procede originalmente de los coleccionistas Robert B. Mayer y su esposa, quienes la adquirieron directamente de manos del artista en Buenos Aires el 2 de junio de 1967. Luego, en el año 1976, la vendieron a la casa neoyorquina Parke-Bernet, adquirida más tarde por Sotheby’s.
Fontana y Berni en Rosario
Distintas obras de estos artistas pueden verse en el Museo Castagnino de Rosario. Actualmente, el espacio se encuentra cerrado por las restricciones impuestas por la pandemia. Pero al reabrirse, mediante un sistema de turnos, podrá visitarse la muestra “Un pasado expuesto: caminos del arte entre 1918 y 1968”. Esta exposición cuenta con obras de Berni, de la serie Juanito Laguna. Y también de Fontana, de la serie Concetto Spaziale de 1965, también subastada en Nueva York. Además, el Castagnino conserva 13 obras de Berni y cuatro de Lucio Fontana.
Antonio Berni (1905-1981) y Lucio Fontana (1899-1968), dos destacados artistas de la ciudad y piezas fundamentales de la escena pictórica nacional, se posicionaron este mes en lo más alto del mercado internacional del arte. Berni consiguió el precio más elevado para su serie Juanito Laguna en la casa de subastas Sotheby’s de la ciudad de Nueva York donde se pagaron 441 mil dólares por Juanito Dormido, su obra de 1974.
En tanto, su par Christie’s vendió un Concetto Spaziale (1965), de Fontana, por 3,87 millones de dólares. El cuadro Juanito dormido es un collage que incorpora distintos elementos (óleo, papel maché, telas de ropa, latas destrozadas y chatarra, piezas de plástico, madera y clavos) para construir una narrativa propia y desarrollar mayor expresividad. La obra es parte de su serie sobre Juanito Laguna; este primer personaje berniano fue desarrollado a fines de los años ’50 del siglo pasado, en un complejo contexto nacional e internacional que empujó al artista a la composición de nuevas imágenes. Berni concibe a Juanito como el hijo de un trabajador obrero, peón de la industria metalúrgica, que vive en el barrio ubicado en el bañado de Flores en Buenos Aires y que pasa el tiempo jugando libremente en la calle. En palabras del autor: “En Juanito se muestra el arquetipo del gran Buenos Aires, podría serlo de todos los changos o niños de Latinoamérica. Es un chico pobre, pero no un pobre chico, no es un vencido por las circunstancias, sino un ser lleno de vida y esperanzas y que supera su miseria circunstancial porque intuye vivir en un mundo cargado de porvenir”.
Poco tiempo después apareció, también, el personaje de Ramona Montiel. Ambos fueron representantes icónicos de los marginados por la sociedad. La historia de estos dos seres logró que Berni alcanzase aún más trascendencia en el campo del arte. Berni perteneció a la generación de artistas argentinos que se formaron con André Lothe en París en los años ’30, y entre 1928 y 1932 realizó obras ligadas al surrealismo. En sus obras posteriores se volcó hacia un realismo crítico y a partir de 1958 incorporó el collage y el ensamblado. “Mi obra es una expresión de la realidad, una especie de periodismo visual que subraya una curiosidad sensible. No sé qué dirección tomará mi trabajo. Cuando la realidad cambia, yo también cambio. Mi obra cambia junto con mis circunstancias” fueron las palabras de Berni que citó la casa de subastas. Unos días antes de su muerte, en 1981, dijo en una entrevista: “El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura, es una forma de amor, de transmitir los años en arte”.
Fontana: el artista ítalo-argentino
Lucio Fontana nació en Rosario en 1899, y si bien trabajó en Argentina, la mayor parte de su obra la desarrolló en Italia, que terminó siendo su patria adoptiva. “Nací en Rosario, Santa Fe, en el Paraná. Mi padre era un gran escultor y era mi deseo ser como él. Me habría gustado también ser buen pintor, como mi abuelo, pero me di cuenta de que estas vertientes específicas del arte no eran para mí, sino que me sentía un artista espacial”, contaba el artista.
Su obra se destaca por sus tajos, aquellos que comenzó a hendir en las telas en 1958 (como un modo de traspasar el lienzo, de violentarlo, de acabar con la ilusión de la representación), los que le abrieron su lugar en el arte contemporáneo. Años antes, en 1947, había desarrollado el Movimiento Espacialista. “Lo recordamos como aquel que, a la búsqueda de una tercera dimensión, tajeando la tela con agujeros y cortes, superó la distinción tradicional entre pintura y escultura” estableció uno de los más importantes historiadores del arte de Italia, el crítico Enrico Crispolti. Fontana, que en el inicio fue escultor, probó diversas formas de abrir, literalmente, el espacio material de la pintura. En palabras del creador: “Como pintor, mientras trabajo en uno de mis lienzos perforados, no quiero hacer una pintura. Lo que yo quiero es abrir el espacio, crear una nueva dimensión para el arte, encajarlo en el cosmos, cuando éste se expande infinitamente más allá del plano confinante del cuadro”.
Si bien su trabajo se enriquece al entrar en contacto con la escena informalista y existencialista imperante en la Italia y la Francia de la posguerra, también se nutre de las escenas de la vanguardia argentina, con las que el artista entró en contacto en sus dos estadías en el país. “El lienzo pintado y el yeso vertical ya no tienen una razón para existir, hay que hacer una nueva forma de arte basada en la unidad de tiempo y espacio -decía Fontana mientras transformaba al lienzo en un nuevo concepto espacial-. No quiero hacer una pintura, quiero abrir espacio”.
La apoteosis de Ramona
Días después de que la obra Juanito dormido, de Antonio Berni, marcara un récord de 441.000 dólares en subasta, una pieza titulada La apoteosis de Ramona firmada y fechada por el autor en 1966, se ofreció en Nueva York como parte de una venta privada de Christie’s. Esta pieza del famoso personaje, Ramona Montiel -una muchachita de provincia que es corrompida por la gran ciudad, en palabras de su autor rosarino-, es un assemblage, es decir, una obra con elementos de ensamblaje, papel maché, tela y papel de pared en una caja de madera pintada, de casi un metro y medio por dos, donde se ve a Ramona recostada en una suerte de chaise longue.
“A través de Ramona, el artista sondea diferentes aspectos de las presiones sociales e históricas que recaen sobre la mujer, así como la influencia de la televisión y los anuncios publicitarios en la configuración de la sensibilidad social femenina y del deseo consumista. El artista la representa acompañada de su poderoso círculo de influyentes amigos de todos los sectores de la sociedad: un general, un marinero, un criminal, un embajador y un obispo, entre otros, como una estrella del circuito del café concert y en sus viajes a España”, explican desde el Museo Malba.
La obra procede originalmente de los coleccionistas Robert B. Mayer y su esposa, quienes la adquirieron directamente de manos del artista en Buenos Aires el 2 de junio de 1967. Luego, en el año 1976, la vendieron a la casa neoyorquina Parke-Bernet, adquirida más tarde por Sotheby’s.
Fontana y Berni en Rosario
Distintas obras de estos artistas pueden verse en el Museo Castagnino de Rosario. Actualmente, el espacio se encuentra cerrado por las restricciones impuestas por la pandemia. Pero al reabrirse, mediante un sistema de turnos, podrá visitarse la muestra “Un pasado expuesto: caminos del arte entre 1918 y 1968”. Esta exposición cuenta con obras de Berni, de la serie Juanito Laguna. Y también de Fontana, de la serie Concetto Spaziale de 1965, también subastada en Nueva York. Además, el Castagnino conserva 13 obras de Berni y cuatro de Lucio Fontana.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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