¿Quién fue Abel Rodriguez? En su biografía se puede leer que en 1981 concurrió en calidad de “artista invitado” al XLVII Salón de Rosario, y que el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino adquirió el óleo “Palomita” para su colección. Parte de estas incógnitas estan consignadas en la muestra El sueño y otras pinturas del artista Abel Rodríguez. Con curaduría de Guillermo Fantoni se pone en relieve los tramos finales del artista y su busqueda estética.
Daniel Andrino, referente de la galería, cuenta a Mirador Provincial que Rodríguez (14 de febrero de 1931 - 29 de enero de 2019, Rosario, Santa Fe), forja una carrera en silencio. “Hoy, los tiempos de la creación artística son más vertiginosos, y quizás en ese momento, se trabajaba por la pasión de la pintura”. Luego agrega: ”No nos olvidemos que Abel Rodríguez viene de una familia terriblemente culta y eso hace que él deposite su tiempo en ese quehacer increíble”. Mas tarde cierra, “Cuando fuimos a la casa nos encontramos una cantidad de pinturas que nos parecía un tesoro”.
En el texto de sala escrito por el Curador de la Muestra Guillermo Fantoni se puede leer: “Abel había comenzado a pintar intuitivamente a los catorce años, como un desenlace natural e incluso previsible, si se consideran las vinculaciones familiares con el mundo del arte y la literatura. Su padre era Avelino Rodríguez, escritor y periodista perteneciente al grupo de Boedo, y su madre Florence Minturn Zerva, hermana de Santiago, destacado pintor y grabador de la primera generación de artistas de la ciudad, asociado, además, a figuras igualmente destacadas como el escultor Erminio Blotta y el pintor Gustavo Cochet”.
Búsqueda estética
La Galería Subsuelo se propone poner en valor la obra de Abel Rodríguez seleccionanado parte de sus obras de la década del '80. Daniel nos cuenta que para hacer una cronología tomaron el período de los 80´s porque les parecía que se destacaba dentro de lo que es la pintura de los '80 en Rosario. En relación a cómo y qué pintaba Rodríguez, Daniel nos cuenta “si bien perteneció a grupos, pintaba de un modo que las pinturas tienen unos colores, un tratamiento y un tamaño que era totalmente atípico para la obra, entonces nos pareció que un artista que prácticamente no resonaba más que en algunas en algunos sectores de la ciudad era la manera de mostrarlo”.
Las obras de Rodríguez son doce, y de grandes dimensiones que se imponen como especies de figuras e imágenes que parecen como caleidoscopios, como origamis. Daniel agrega que se puede “reconocer influencia, pero no influencia por copia, sino por cargar las emociones y que salgan de distintos movimientos dentro del arte, porque tienen un sello muy personal”. Ese aspecto les pareció que era el modo de presentarlo con una obra muy grandilocuente.
La curaduría
Daniel comenta que el curador de la muestra Guillermo Fantoni, fué quién les acercó la idea de exponer a Rodríguez, señala que “ninguno de los tres directores de Subsuelo, teníamos idea de la obra Abel”. Luego añade que Fantoni como historiador, tiene un mapeo de los distintos artistas de la ciudad. “Cuando lo vimos, dijimos que era muy importante, y él es un poco el que puede enhebrar todo el material; desde los momentos históricos, hasta el momento en el que fueron creadas, asi como también las conexiones que tenían esos artistas, y hasta de dónde vienen, etcétera”. Fantoni conoce la historia del arte rosarino, por tal motivo es fundamental para que la muestra se luzca. Allí se pone en relieve aspectos tales como ¿De qué color va a ser la sala? ¿Cómo va a estar ubicada? ¿En qué orden? “Creo que es fundamental para el caso, no, porque es el soporte histórico y el basamento que hace que se pueda armar una estrategia” cierra Andrino.
Una carrera en silencio
Daniel señala que es muy gratificante “poder dar a luz una obra que estaba oculta, para la ciudad”. Luego agrega que pusieron una pieza a un rompecabezas, que si no estuviera Abel Rodríguez, quedaría un hueco, que no se puede rellenar con otras. Mas tarde Andrino dice: “Creo que cuando uno hace estos descubrimientos, -y seguramente quedan todavía un montón- pone en valor aquello que anteriomente estaba oculto; es necesario pensar que en los momentos en que estos pintores trabajaban, a veces iban tan adelantados, o en un ritmo diferente, que por ahí, -como dice Fantoni- en el momento, no es que no haya gana, sino que no hay ojos para poder apreciarlo”. Mas tarde señala que “así pasó también con Mijalichen, Elizalde, Ghilioni y Boglione en su primera época”. Finalmente cierra: “Con Rodríguez se compone un mapeo general y se permite una mayor visibilidad de lo que es el arte rosarino, y de cómo poder empezar a partir de tener todas esas piezas, poder mostrar eso para generar una escena mucho mayor”.
Acervo familiar
Daniel remarca la importancia de la familia como cuidadora del legado histórico y/o pictórico que hay detras de las obras de Rodríguez. “La familia esta cuidando todo ese acervo cultural, y es un trabajo muy generoso porque está cuidando algo que nos pertenece a todos, y es de todos los argentinos”. Finalmente cierra “la decisión de la familia de exponer su obra, sirve para que cobre una importancia que ya no es la de la familia por el afecto, sino que está puesta en valorizar a un pintor que nos pertenece a todos”.
Biografía
Abel Rodríguez nació en Rosario el 14 de febrero de 1931. Su padre fue Avelino Rodriguez, escritor que integró el grupo Boedo y su madre, Florence Minturn Zerva, era hermana de Santiago Minturn Zerva, destacado pintor y grabador de la ciudad, con lo cual muy tempranamente estuvo ligado al mundo del arte y la cultura. Comenzó a pintar intuitivamente a los catorce años y en 1949 ingresó al taller de Juan Grela. En este ámbito participó activamente de sus actividades, entabló una entrañable amistad con Estanislao Mijalichen y Raúl Conti y, al mismo tiempo, una fluida relación con otros condiscípulos como Pedro Barrera, Rodolfo Elizalde, Emilio Ghilioni y Fermín Villar. Realizó su primera muestra individual en la Galería Renom de Rosario, en 1962, y la última en la Galería Soudan de Buenos Aires en 1988; paralelamente integró numerosas exposiciones colectivas, salones y certámenes desarrollados en galerías, museos e instituciones culturales. Desde 1952, con su ingreso al diario La Capital, desplegó una extensa labor como periodista en la sección espectáculos y, también, como crítico de arte.
En 1959 se casó con la concertista Nancy Durand y a partir de este vínculo ilustró una de las tapas de las ediciones musicales de la Universidad Nacional del Litoral. En 1981 concurrió en calidad de “artista invitado” al XLVII Salón de Rosario y el Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino” adquirió el óleo Palomita para su colección. Murió en Rosario el 29 de enero de 2019.
Galería Subsuelo
Es una galería de arte, ubicada en el polo estratégico cultural de la ciudad de Rosario. Cuenta con tres salas de exposiciones temporarias y un espacio de tienda, en los que se exhiben obras de artistas modernos y contemporáneos de la ciudad y la región. Esta mixtura expresiva, propone cruces estéticos, invitando a la reflexión y propiciando una mirada crítica de nuestros visitantes y buscando atraer nuevos públicos
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