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Venció a Nueva Chicago 2 a 1

De errar a estar certeros: Colón ganó con goles de «los 9»

El equipo del "Pata" Pereyra, que venía de errar goles en Copa Argentina, ganó con dos gritos de los puntas que llegaron como refuerzos: Gigliotti y el paraguayo Sanguina. El “Torito” descontó para ponerle suspenso al final.

 

18-02-2025 | 8:11 |

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Sanguina estampó el segundo tanto para Colón. Foto: Manuel Fabatía


Una linda construcción por derecha (a la jugada la abrió Jourdan con un slalom y la limpió Talpone con un centro con veneno), el error impensado del arquero-capitán Facundo Ferrero en no "embolsar" o cortar, el rebote suicida y el animal del gol que volvió a Colón para festejar su gol número 188 del profesionalismo (24 con la sangre y luto) le devolvieron la tranquilidad a un Cementerio de los Elefantes que explotó con el salto del "Puma" en el arco emblemático de la Jota Jota Paso para irse al descanso con la última bola para ganarle 1-0 a Nueva Chicago.

El primer tiempo, si no fuera por esa rebeldía de Barreto para encarar por izquierda y sacar un par de centros interesantes, fue un bodrio. Sin ir más lejos, a los 40 minutos y cuando estaban 0-0, el ex San Telmo bailó sobre la raya, levantó la mirada, la cruzó toda de derecha a izquierda y se la puso en la cabeza a un Jourdan que lo regaló de cabeza entrando por el segundo palo casi abajo del arco con la colaboración de un arquero que había calculado mal y que salió peor.

¿Cuál era la idea de Colón?: si bien se había anunciado "línea de 3" con los zagueros (Thaller, Ortiz, Negro), la sensación era que Facundo Sánchez se agregaba a ese bloque cuando el equipo se replegaba para abanicar con cuatro. Los dos "5" habituales (Talpone-Forneris), bien abierto por derecha Jourdan, lo mismo que Barreto por izquierda, un Bernardi libre y el viejo "9" con el nuevo esquema.

De no ser por una pelota cruzada, donde Sánchez se metió muy encima de Ortiz que permitió un remate de Molinas que se fue cerca, lo de Marcos Díaz fue prácticamente como si fuera uno más de los hinchas en el arco del Fonavi. En el medio de esos primeros 45 minutos, hubo de todo: agarrones, patadas, roces. De un lado y del otro, incluso con un árbitro que arrancó "sin tarjetas", pero terminó amonestando a Barreto y a dos del visitante.

Giglioti festejó el primer gol sabalero.Foto: Manuel Fabatía

 

La diferencia entre los dos la marcó el gol, que a pesar de tener Nueva Chicago una línea de cinco se rompió con un lateral: Jourdan-Talpone-Jourdan-Talpone, centro, error del arquero y gol de un goleador. Sólo quien tiene 37 años, 566 batallas y ahora 188 goles podía pensar en el error del rival. Estaba el viejo "Puma", ahí, agazapado para dar el salto al gol.

Usó Emmanuel Gigliotti todo su Manual de Instrucción como interminable goleador, se tiró al piso, la barrió y la mandó al fondo del arco de Chicago. Debieron pasar 12 años, desde aquel 22 de junio de 2013 cuando Gigliotti le había marcado a un grande como Independiente su último gol con la sangre y luto. Lo gritó con todo, de cara a la gente sabalera, la boca llena de gol y los brazos en alto.

El "Puma", más que cualquiera, sabe lo que pesa esa blusa número "9" y conoce las urgencias de un grande como Colón en un torneo de ascenso aunque se esté jugando recién la segunda fecha. Sin pasar sobresaltos y ganando 1-0, el que impensadamente movió el tablero fue el "Pata" Pereyra con dos cambios sorpresivos en Colón: delantero (Sanguina) por todo-campista (Jourdan) y lateral izquierdo (Castet, habilitado un rato antes) por el otro extremo (Barreto).

¿La idea?: darle respiro a las bandas y refrescar los andariveles. A los 23 minutos se rompió la noche, el partido y el marcador con un golazo con dos actores principales que combinaron como si se conocieran de toda la vida. La bajó de primera el paraguayo Sanguina, se abrió Bernardi de "8" pero justificó la "10" con una exquisitez técnica: se la devolvió al punta guaraní con "un penal a la cabeza" y el ex Independiente Rivadavia de Mendoza no falló con su mejor gesto técnico.

Pareció un gol de "fulbito", de los de antes. A los 28, cuando parecía pedir la toalla, el "Torito" salió del "Matadero": la armaron toda por la derecha, centro de los que lastiman, pifia de Maggi y Villalba que metió un fusil que con mucha fortuna pegó primero en el caño (travesaño) y luego en la espalda de Marcos Díaz. Para los amantes de las rarezas estadísticas, más gol en contra del "1" sabalero que del "18" de Chicago.

A los 32, con Colón sin reaccionar del 1-2, se lo perdió la visita con un bombazo por arriba. Y después lo regaló Maggi de cabeza. No pintaba como fácil el final en el Brigadier, sin volver a esa vieja gastada frase de "el peor resultado es el 2-0". Faltando diez más la adición, el "Pata" mandó a descansar a los viejitos piolas con mucha calidad: Gigliotti y Bernardi se fueron ovacionados; adentro Garrido para marcar y el pibito Gallay para lastimar.

A los 41 minutos y a la salida de un córner, con Marcos Díaz tapado, se lo volvió a perder la visita con una bola que besó el caño bajo del "1" sabalero. El final, por el empuje de Chicago y el extravío del dueño de casa (perdió la pelota), era como mínimo de suspenso. Encima, el juez decidió adicionar seis más.

La experiencia de Marcos Díaz y un par de coberturas físicas del paraguayo Sanguina terminaron cerrando un complicado 2-1 para que explote el Cementerio de los Elefantes. Si algo necesitaba y necesita este ciclo nuevo del "Pata" Ariel Pereyra es afirmarse con resultados positivos.

Colón, que venía de errar goles en Copa Argentina en la cancha de Rafaela, le ganó a Chicago con goles de "los dos 9" que llegaron como refuerzos: el "Puma" Gigliotti y el paraguayo Sanguina.


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