Sin dudas a la proliferación de las autobiografías de carácter literario se han sumado estos últimos años, con mayor o menor éxito, aquellas provenientes del mercado audiovisual. En este sentido Netflix puede darse el lujo de afirmar que es la casa que aloja en su catálogo los documentales que recogen la vida y trayectoria de dos de los iconos de acción más grandes de la historia.

Hace un tiempo llego “Arnold” en formato de miniserie con tres episodios y ahora es el turno de “Sly”, largometraje documental cercano a los noventa y cinco minutos de duración que repasa la carrera de Sylvester Stallone. Thom Zimny, realizador con amplia experiencia en torno a los documentales y frecuente colaborador de Bruce Springsteen, toma la posta como director de un audiovisual medido en sus pretensiones y cómodo para su protagonista, pero que goza, casi como un espejismo de la propia vida del actor, de una gran honestidad. No hay grandes sorpresas, ni declaraciones impactantes, es, al fin y al cabo, el retrato de los casi cincuenta años de carrera del artista desde sus comienzos hasta el momento en que tomo conciencia de la importancia del tiempo compartido con su familia.

“Sly” cuenta la vida de Stallone partiendo de su dura infancia en el barrio Hell's Kitchen de Nueva York hasta el presente, o casi, puesto que nunca menciona “Tulsa King”, su reciente y exitosa serie disponible en Paramount+. El punto de partida argumental es la mudanza del actor hacia otro lugar, acción que dialoga, porque no, con el propio documental. Sly desarma su casa y al mismo tiempo su vida. La cámara recorre objetos, pinturas y esculturas que dan cuenta de sus papeles más conocidos, mientras él va contando y analizando su carrera.

Parece la casa de un fanático, hay cierta idea de autocelebración en el propio Stallone. Esto no es casual ya que una de las sentencias principales del documental es que el actor, frente a los continuos rechazos, se hizo a sí mismo.

El metraje avanza a través del uso de imágenes de archivo y secuencias de películas, algunas muy populares y otras desconocidas para el grueso de los espectadores. Mediante estos recursos, el intérprete expondrá la tempestuosa relación que mantenía con su padre, afirmando incluso que esa figura fría lo atravesaría a lo largo de toda su carrera presentándose como un fantasma en muchos de los personajes que interpreto. No deja de llamar la atención la manera en que Stallone se refiere a su progenitor, guardando siempre un respeto más allá de la violencia física y el abandono emocional que evidencian muchas de las anécdotas relatadas.

Stallone es actor y también director de cine.Foto: Gentileza.

Con tono reflexivo describe la génesis de sus papeles más conocidos, no en vano es el creador de tres sagas muy famosas (“Rocky”, “Rambo” y “Los indestructibles”), destacando en varias ocasiones la triple labor que emprendió como director, guionista y protagonista, algo para nada habitual en la industria sobre todo si tenemos en cuenta que lo hizo desde la década del '70. Sin embargo, también habla de fracasos, muchos de los cuales respondían a su insistencia por destacarse en otros géneros y formatos. Si bien es un repaso fugaz, que apunta principalmente a las comedias de las que afirma que “lo alejaron del público”, también se permite citar cintas como “La taberna del infierno” (Paradise Alley, 1978).

“Todos dicen podemos hacer de todo, cualquier cosa. No, no puedes. Tienes debilidades manifiestas y grandes fortalezas. Concéntrate en las fortalezas […] Si supiera que tengo que hacer solo 25 películas en mi vida, no hubiese hecho muchas de ellas”. La idea de un documental de Stallone sin la atención puesta en sus dos personajes más icónicos resulta casi imposible. Zimny como director lo entiende a la perfección otorgando una vasta cantidad de minutos para que el actor, siempre pensativo, se pronuncie acerca de los mismos. Así, Sly relatará los prejuicios reinantes en Hollywood y las negativas constantes de los estudios que, si bien se mostraban interesados con el guion de Rocky lo hacían con la creencia de que el protagonista debería ser otro (como por ejemplo Burt Reynolds o Ryan O'Neal).

Uno de los temas recurrentes en el documental es la constante búsqueda del éxito y del precio a pagar por él. ¿Estamos dispuestos a hacerlo? “Llegas allí arriba y estas verdaderamente solo”, un juicio algo trillado pero que en la voz de Stallone se siente cercano, salido del corazón. Considera a “Rocky 5” su film más personal, tanto así que incluyo a su propio hijo Sage Stallone fallecido en 2012: “antepones cosas a tu familia y las repercusiones son radicales y devastadoras”; así como a “Rocky 6” el mayor logro de su carrera. “Nadie quería hacerla, nadie me quería. Estaba haciendo una película sobre cómo seguir adelante cuando has perdido las cosas que amas. Rocky está luchando para despojarse del dolor, del pasado”.

En la otra vereda esta “Rambo” (originalmente llamada “First Blood”, 1982) que permitirá al artista explayarse acerca del concepto de héroe y de la imposibilidad que tiene de acabar con esa figura. En la novela original escrita por David Morrell, John Rambo veterano de la guerra de Vietnam y miembro de las Fuerzas Especiales, se suicida recluido en la comisaría del lugar. Stallone discute con el estudio intentando ser de alguna manera una luz de esperanza para aquellos soldados que en la vida real no encontraban un lugar en la sociedad.

El director ofrece un montaje dinámico que se lleva de maravillas con la música compuesta por Tyler Strickland y la fotografía a cargo de Justin Kane. El material despierta emoción y la tenue iluminación brinda la sensación de nostalgia.

Uno de los aciertos del realizador es enfrentar dos versiones de Sly, una que lo tiene muy joven, en el tope de su éxito, y otra actual, pisando los ochenta años, con una visión muy diferente de la industria del entretenimiento y la vida. Uno de los fragmentos lo expone a la perfección. Sly reproduce una vieja entrevista de audio que le habían realizado con motivo del estreno de la primera cinta del boxeador. Allí se interpela a sí mismo: “Rocky es una historia de amor. ¡Dilo!”, dando cuenta de un momento en que no lo entendía de ese modo.

Otro de los aspectos fundamentales del trabajo son los testimonios de terceros. Son pocos, pero contundentes y elevan notablemente la calidad del producto. Sobresale su hermano Frank quien aporta el punto de vista más íntimo y personal ya que no solo vivió en primera persona el maltrato doméstico, sino que compartió los mismos sueños y ansias de éxito. También están presentes su rival en la taquilla Arnold Schwarzenegger, la actriz Talia Shire (Adrian en “Rocky”), el actor Henry Winkler, el crítico de cine Wesley Morris y el director y amigo de toda su vida John Herzfeld. Pero el que sobresale por sobre el resto es el director Quentin Tarantino quien denota una gran admiración por la carrera del artista que ya había evidenciado en el libro “Meditaciones de cine” (Reservoir Books, 2023).

El trabajo está atravesado por la tristeza y por la intención de Stallone de hacer públicas sus disculpas. Las imágenes del cierre que lo muestran junto a su esposa e hijas son una prueba más de esto, admitiendo que no le dedicó a sus seres queridos el tiempo que merecían. “No lean las segundas mitades de las biografías de celebridades porque todo es barranca abajo”, dice en un momento.

Sly es un trabajo interesante, recorre la vida de Stallone no solo como una de las figuras de acción más importantes de la historia, sino como un artista integral. Describe éxitos, fracasos y pone en primera plana los miedos e inseguridades que acompañan la vida de muchas personalidades. El artista sabe contar su propia historia con una voz amena, sincera y directa. Con un decir casi barrial, lejano a las palabras ampulosas, imparte porque no, también algunas lecciones de vida.

Por supuesto que le faltan cosas, se echa de menos en el trabajo un poco más de barro y atención a situaciones ya descriptas, en numerosas ocasiones, por el intérprete. Su paso por el cine pornográfico, y su fuerte rivalidad con Arnold Schwarzenegger -que aquí se menciona muy a la pasada- , son apenas algunas de las tantas cosas que se obvian.

No obstante “Sly” cumple con su objetivo, consigue desarmar al hombre detrás del mito subrayando el innegable aporte del artista a la historia del cine de acción. Una personalidad que ha sabido superar sus debilidades, explotar sus facultades y entender como nadie que es lo que el público busca en su cine.

Ficha técnica

“Sly” (Estados Unidos/2023).
Dirección: Thom Zimny.
Fotografía: Justin Kane.
Edición: Thom Zimny y Annie Salsich.
Música: Tyler Strickland.
Duración: 95 minutos.
Disponible en Netflix.