Practicidad, contundencia, aprovechamiento de lo poco que se generó. Con esos atributos, Colón se lleva tres puntos muy cotizables de Santiago del Estero, en estas condiciones infrahumanas en las que se jugó el partido. No es poco. El equipo tiene orden, brinda seguridad defensiva y con eso le alcanzó para ganar. No hay mucho para rescatar desde lo futbolístico. Al equipo le falta. Pero en ese “mientras tanto” llega el mejor fútbol, los resultados se le están dando.
Fue todo muy parejo, forzado por las condiciones inhumanas en las que se jugó el partido, con poco ritmo y escasas situaciones. Mitre tuvo un jugador en el que hizo girar su fútbol (Santiago Rosales), que se despegó de los centrales (Colón marcó con línea de cinco) y encontró espacios a las espaldas de Forneris y Talpone. Dos o tres veces lo hizo revolcar a Marcos Díaz, sobre todo con los remates del zurdo Lucas Ríos. Pero no mucho más que eso. El Pata Pereyra metió línea de cinco, con Facundo Sánchez y Castet replegándose cuando el equipo perdía la pelota y tres marcadores centrales (Thaller, Ortiz y Negro), lo cual hizo que Colón tuviera una solidez que le permitió mantener el arco en cero sin demasiados sobresaltos, en ese primer tiempo, a no ser los remates ya descriptos de Ríos que hicieron revolcar al arquero sabalero.
Colón tuvo en claro algo: que había que hacer correr la pelota y evitar que corran los jugadores. Lo intentó, pero en su propio terreno, saliendo jugando desde atrás, o en la mitad de la cancha. Esto lo obligó a jugar lejos del arco de Jachfe, con poco juego por parte de Bernardi y Barreto, o comprometiendo a Gigliotti con pelotazos a dividir.
Cuando Colón entendió que debía adelantarse 20 metros en la cancha, el equipo generó un par de situaciones de peligro. Hubo un preaviso de Ortiz, aunque su cabezazo en el tiro libre de Bernardi, pegó en el poste, pero sorprendiendo al defensor rojinegro en posición adelantada. En el tiempo adicionado, llegó lo mejor. Primero, un remate violento de Talpone desde afuera del área que desvió en forma estupenda el arquero Jachfe. Y del córner, una pelota que quedó boyando y que Facundo Sánchez le entró de aire, pero pegándole muy arriba, incómodo y por encima del travesaño.
Se diluyeron 45 minutos parejos y sin muchos sobresaltos. Posicionalmente, Mitre fue un poco más en la primera mitad, y Colón lo equilibró y se situó más en el terreno rival en la parte final de ese primer tiempo signado por un calor intenso que bloqueó el rendimiento físico de los jugadores, presagiando lo que podía llegar a ocurrir en el segundo tiempo cuando ya las piernas comiencen a responder menos.
Debió salir Rosales, quien terminó algo sentido el primer tiempo, ingresando Bonet para ocupar esa posición de centrodelantero. Pero si algo bueno le pasó a Colón en el primer cuarto de hora, fue que controló totalmente el trámite del partido y generó algunos tiros de esquina consecutivos que acercaron peligro al arco de Jachfe.
No pasaba nada. O, mejor dicho, pasaba poco. Hasta que Bernardi fabricó una jugada que terminó en tiro libre. Y el tiro libre, también ejecutado por él, se desvió en la barrera y llegó el córner que también tuvo a Bernardi de protagonista, metiendo un centro quirúrgico a la cabeza de Negro, que metió el frentazo cruzando la pelota al palo izquierdo de Jachfe, que nada pudo hacer. Iban 25 minutos de un partido cortado, de “gol, gana” y al gol lo encontró Colón en el marco de un partido tan cerrado.
Ya en el final, con varios jugadores cansados, el Pata Pereyra sacó a Bernardi y puso a Soñora para que intente tener un poco más la pelota y evitar lo que se veía venir: que Mitre iba a presionar y a meter gente en el campo rival. El Pata mantuvo los dos cambios hasta el mismo final y cuando faltaban apenas un par de minutos de los seis adicionados, puso a Garrido por un Facundo Sánchez que se aguantó gran parte del segundo tiempo con un corte en el arco superciliar derecho.
Ganó Colón y no hay mucho para discutir. Partido cerrado en el que la definición era para el que aprovechara esos detalles de los que tanto hablan los entrenadores. Colón lo hizo con un centro perfecto de Bernardi y un cabezazo estupendo de Brian Negro, ganando de arriba, para meter “tres puntos y a la bolsa”, tan cotizables como cualquiera por más que no haya demasiado por elogiar en el rendimiento futbolístico. De todos modos, el orden, la seguridad defensiva, siguen siendo atributos que vale la pena señalar. Y la practicidad. Porque eso fue Colón en la calurosa Santiago, un equipo práctico.